lunes, 24 de junio de 2013

UN PASEO POR LA INFANCIA...




Hola a todos los Blogueros del mundo, estéis en el hemisferio que estéis... Buenos días.
Hace mucho tiempo que no escribo en mi blog, os estaréis preguntando el porque, lo cierto es que es el tiempo que no tengo, la causa mayor del abandono de mis musas.
Pero hoy me he levantado con la necesidad de poner unas líneas en mi blog y verbalizar un poquito sobre mi pueblo y sus gentes... ese lugar maravilloso que me vio nacer, cuna de grandes escritores, la huerta de Europa, un paraje sin igual.
Si observáis la imagen que os he puesto, Mi pueblo vigila con ojo de halcón a su ciudad... tiene a Murcia a sus pies y a su cabecera una de las pinadas mas hermosas de los alrededores. 
Mi pueblo es ese lugar inigualable que me hace sentir orgullosa de haber tenido la suerte de nacer en el... Algezares un lugar repleto de buena gente...


Un fin de semana entre mis gentes...



este fin de semana  lo he pasado en mi pueblo natal, un lugar lleno de buena gente y buen hacer. El lugar que me vio nacer e hizo de mi la persona que hoy soy. Ese lugar que da fuerza, alegría y emoción a mi corazón cada vez que recreo mis pasos por sus calles repletas de grandes recuerdos. 

Que sensación tan extraordinaria siento cuando miro a mi alrededor y veo a sus gentes, esos abuelos que me vieron nacer y que ahora están envejecidos por el paso del tiempo, con sus bastones y sus andares por el lugar que les dirá adiós uno de estos días. 
Siento su cariño hacia mi persona, cuando por mi nombre de pila me llaman la atención en plena calle para preguntarme como estoy, me quedo sorprendida por la memoria de esa cara repleta de arrugas que tengo frente a mi, que conozco sin lugar a dudas, pero que no soy capaz de recordar su nombre para poder decirle: fulanita que alegría, todo bien ¿y tú, cómo estas?, en su defecto y con el amor que tengo por los ciudadanos de la cuna que me meció en la infancia, y la pena aplicada en el corazón por no poder recordar su nombre, le digo: dios mio, que bien te veo, que alegría me da verte tan estupenda. 
Es en esos momentos cuando te das cuenta que dejaste huella en esas gentes. Te fuiste siendo una jovencita rebelde, en busca de una vida llena de aventura hacia esa isla que te hizo mujer,  ese lugar donde ellos con su ignorancia del momento, pensaban se encontraba al otro lado del mundo, y no a 20 minutos de avión; en ese momento sientes que son tus gentes, que no te olvidaron, que te recuerdan, que son los mismos que hace medio siglo cuidaron de ti cuando eras una niña,  los que te vigilaban cuando corrías por sus calles detrás del gato que querias convertir en tu mascota, la señora que te decía “nena, venga pa tu casa, que ya es hora de comer” esa que protegía a cualquier niño como si fuese el suyo. Así es la gente de mi infancia, con carácter, con personalidad, pero a la vez son como frutos jugosos y dulces, en donde saborear el recuerdo de algo indescriptible. La profundidad de sus gentes, se forjo en una villa que tiene a sus pies la capital murciana y como techo de protección la cordillera sur, repleta de pinos y rincones llenos de historias y aventuras. Esas mismas historias y aventuras que algún día, cuando sea nuestra cara la que esta repleta de arrugas y nuestro pelo blanco por el paso del tiempo,  podremos contar a nuestros nietos a pie de chimenea.




Voy una vez al mes a ese maravilloso lugar, donde reside desde hace bastante mas de tres cuartos de siglo, una señora maravillosa, con un corazón repleto de amor por sus hijos y nietos, que vive rodeada de recuerdos familiares, recuerdos que te cuenta cuando al atardecer, posas tu cabeza es su regazo y acaricia tu pelo como cuando eras niña, esa maravillosa persona es mi madre, uno de los seres mas digno de llevar ese nombre, las madres son fabulosas, ¡¡pero la mía!! uf, mi madre, pero esa historia es para otro capítulo. 
Es justo en este momento, cuando analizo estas cosas,  cuando creo que voy poco, que tendría que ir mas e incluso interactuar con la gente, con sus ancianos que me recuerdan como la niña con coletas y siempre enferma y devil de hace tantos años, que hoy me miran con sus ojos repletos de historias guardadas, de secretos que se llevaran a la tumba, de una vida sesgada por un amor, por un hijo, por un marido… por una historia, me miran y se preguntan, como ha cambiado, como puedes ser tu esa niña devilucha que no podía seguir el paso de los demás, estas maravillosa hija, que guapa , pero que guapa, me dicen tocando mi cara con sus manos arrugadas por el tiempo y el trabajo duro, pero con ojos de corazón sincero.

A estos adultos que son los que compartieron conmigo tantas y tantas aventuras de infancia, a mis amigos del corazón que aun se alimentan de los amaneceres de nuestra tierra, que riegan con sus lagrimas y sudor la huerta que nos vio nacer, y a sus futuros habitantes, que son los hijos de mis compañeros de batalla. A todos y a cada uno de ellos, quiero regalarles este tiempo, mi tiempo, mis sentimientos, mis recuerdos, mis momentos… y a la vez quiero agraderles que fuesen y sigan siendo parte de mi vida. A todos gracias.

Los años son los que nos hacen mirar para atrás y decir, no pierda la oportunidad de disfrutas de tus raíces, esas raíces que son parte del currículum de tu vida.
Gracias pueblo, gracias gentes… gracias por haber formado parte de mi historia.
Si tuviese la oportunidad de decidir donde quiero nacer, en que seno familiar, que miembros forman esa familia, que gentes son mis paisanos, como vivir mi infancia… No cambiaria ni un ápice de mi historia pasada, querría tener la misma familia, los mismos amigos, el mismo pueblo, … la misma historia.






Mi pueblo, mi infancia, mi juventud... esos momentos preciados de mi vida.





Bueno amigos bibliófilos, por hoy ya hemos terminado, espero que el paseo que hemos dado juntos por los rincones escondidos de mi historia os deje un buen sabor en la memoria, y sobre todo que lo halláis disfrutado tanto, como yo lo he disfrutado al escribirlo.

Que el día se os presente repleto de éxitos, para así conseguir la libertad que andamos todos buscando. 
Pero para que todo eso se de, ya sabéis los pasos a seguir... no os olvidéis de sonreír, porque la sonrisa es la fuerza vital de la vida.
Os mando un abrazo de sentimiento.
Teresa